La definitiva edición rusa de las memorias de A. Shapovalov vio la luz en 1925. Esta edición sirvió de base para la «autorizada» traducción alemana de 1926, publicada por la berlinesa Verlag für Literatur und Politik en una envidiable edición en tapa dura. Ésta, a su vez, y como era costumbre por entonces, fue la que se tradujo al castellano. Aquí, las memorias de Shapovalov fueron publicadas, al menos dos veces, por la Editorial Cénit: una, inaugurando su serie de Lecturas populares (sin año), con el título de Cómo me hice marxista. Del anarquismo al comunismo; otra, en 1932, con el mismo título, pero subtituladas como Memorias de un revolucionario.
Esta gran obra, que nosotros hemos decidido publicar como Mi camino al marxismo. Memorias de un obrero revolucionario, figuraba en la lista negra del nacional-socialismo, entre el resto de libros que debían ser pasto de las llamas. La lectura de estas memorias atestigua por qué.
Nuestra edición toma como base la traducción de Cénit de 1932, a la que somos fieles en texto y formato. Sólo hemos consultado la edición alemana para corregir pequeños errores de traducción. Por lo demás, mantenemos el buen y rico castellano del traductor, al que sólo hemos enmendado el abuso de los pronombres enclíticos, cambiándolos por formas verbales de uso corriente allí donde los primeros resultaban anacrónicos o antinaturales (p. ej.: «extrañóme» por «me extrañó»), facilitando una lectura contemporánea. Mantenemos las notas del volumen original, la mayoría procedentes de la editorial alemana. Éstas no las señalamos con ninguna leyenda, a diferencia de las del autor, las de la editorial rusa o las nuestras, convenientemente identificadas.
PRÓLOGO A LA TERCERA EDICIÓN RUSA
Este librito: Mi camino al marxismo, tiene ya tras de sí una historia bastante agitada. En 1900, hace veinticinco años, durante mi destierro en Siberia, en el distrito de Minussinsk, escribí, a instancias del camarada Lengnik, la primera parte. Acomodándome a las posibilidades de las ediciones ilegales, lo hice en forma un poco abreviada, suprimiendo los dos primeros capítulos. Concluí este trabajo a fines de 1900, poco antes de volver de Siberia, al finalizar mi destierro.
Habiéndose trasladado Lengnik, entregué el manuscrito para que lo juzgase al camarada E. W. Baramsin, único marxista que entonces había en Minussinsk. Temiendo un registro, lo enterró —treta corriente en aquella época— en el corral de su casa.
Cuando, a la mañana siguiente, fue a buscarlo, no lo encontró ya. Si lo había desenterrado algún perro, o bien los chiquillos jugando, o era cosa de los mayores, o, en el peor de los casos, había caído en manos de los gendarmes, es cosa que nunca después hemos sabido. El hecho es que desapareció del corral.
Las explicaciones embrolladas de Baramsin no me satisficieron, sin embargo. La extraña desaparición del manuscrito le tenía perplejo, temiendo que, de caer en manos de los gendarmes, averiguasen éstos fácilmente por la letra quién era su autor entre los pocos desterrados que en el distrito de Minussinsk había. A veces se despertaba en mí la sospecha de que el bondadoso Baramsin había inventado toda aquella historia simplemente por no herirme en mi orgullo de autor, creyendo que el libro no merecía publicarse. Por lo demás, si es cierto que pensaba así, ha recibido su opinión un mentís elocuente en las innumerables críticas que de mi libro ha hecho la Prensa. El mismo Máximo Gorki, en una carta, me mandaba su juicio favorable.
Falto de un segundo ejemplar de la obra, la expiración de mi destierro, a principios de 1901, y la subsiguiente vida revolucionaria, me impidieron durante mucho tiempo redactar de nuevo la primera parte del libro.
Hasta que, a fines de 1921, aun sin serme posible en modo alguno contrastar mi relato de propia mano con los documentos de los archivos, conseguí redactarlo nuevamente.
La segunda parte apareció en 1923, estando yo en Alemania con un cargo oficial. La tercera fue impresa en 1924, siendo sometida un año después a cuidadosa revisión. La cuarta está en preparación ahora. Antes de la segunda edición de 1924 fue contrastado, en parte, con el material de los archivos. Esta tercera edición, definitiva ya, ha sido confrontada detenidamente, de propia mano del autor, con los documentos de los archivos de la revolución de Leningrado y Moscú, por habérseme ofrecido proporción de trabajar en ellos sin descanso tres semanas.
A. Shapovalov
Moscú, 24 de julio de 1925.